Thursday, September 4, 2008

Hernán

Antier me peleé con mi maestro. Alfredo dice que todo esto sólo pasa en mi mente y que mi pelea no fue tal. Pero Irene dice que Alfredo tiene apagado su detector de hostilidad por lo que no reconocería una bomba así le estallará enfrente. Alfredo dijo que mi cuento era "femenino" luego corrigió (eso creyó él) y le dijo "feminista" también llamo a mis elecciones deliveradas "descuidos" ("una cosa es que no te gusten..." pensé)

Pero Hernán, Hernán se ensañó conmigo. Fragmentario dijo, Disperso dijo, y entonces yo no estaba herida, sino atenta a sus consejos, Falto de profundidad dijo, y luego, brusco, forzado, inverosimil, EFECTISTA.

Después dijo en tono más bajo que había imaginación y humor y "una estructurita" dijo... y yo me aguante, me aguante de veras las ganas de salirme de la clase, de decirle que no mame, que ya le baje, que ya entendí que no se manche...

Me dio consejos, me dio consejos porque de eso se trata el taller pero para todo hay un límite. Yo quería ser profesional y no tomarme personal el asunto pero el mismo demostró claramente que es imposible no tomarse personal el que se metan con la materia creativa. Con los cuentos de uno chingado, no es como que hubiera yo echo un resumen estadistico ni madres, era un cuento. Un cuento sobre Claudia y yo. Sobre Roberto y yo. Sobre Alan y la prepa. Todo esto difrazado y con otros nombres, todo esto "ficcionalizado" dicen. Pero todo esto que al fin y al cabo soy yo y que el califico de equívoco.

Si yo no admirara Hernán como lo admiro, si no lo defendiera de mis cuates los letrosos, los que se creen muy listos y dicen que es mamón, si no hubiera leído avidamente su novela la semana pasada, de un tirón y entre lloriqueos, sino hubiese sido así yo no me hubiera sentido tan mal por lo que dijo pero sobre todo no habría tenido material para contestarle.

Porque cuando me dijo que detallara mas a mis personajes, y que los situara en un lugar especifico, y luego casi casi me dijo que escribiera el cuento en yucatán (la última novela de Hernán se llama "Peninsula") entonces yo sentí que el me decía "Escribe como yo" y ahi si me dieron ganas de pintarle dedo y decirle "escribete esto". Pero hize algo peor.

Cuando tuve un turno de hablar (porque lo tuve) dije que a mi los detalles, "los detalle" dije "Como el juego de te de porcelana blanca que en las orillas tenían un gariboleado azul, y se acompañaban d e una servilletas bordadas del mismo color" dije "a mi esos detalles no me gustan"
sobre decir que esta linea
es una cita textual de su obra

y que yo lo admiro como autor y maestro, pero que estaba acorralada y me defendí. Entonces me dijo que si no quería consejos "a que vienes a un taller como estos" dijo "y si alguien toma esa actitud" dijo "y eso me ganó yo por dejarlos defender su obra" dijo

Ya se que estuvo mal lo de las tazitas, pero así como el se ofendió cuando yo critique su obra (el, autor reconocido, escritor talentoso, academico de trayectoria) así cómo él se tomo personal las tazitas, yo tenía dos horas oyendolo decir, de mil formas y en mil tonos "no es orgánico, no es sútil, es forzado, no es creíble, efectista..." dijo, eso dijo y aunque hubiera tenido razón, este martes mi maestro se ensañó conmigo. Y a mi no me quedo más que faltarle al respeto


La última vez que escribí algo tan real en mi blog, perdí un empleo, yo espero que Hernán sea más maduro que Mariana (lo cual no es difícil porque Hernán es Hernán y Mariana es una idiota) y si un día lo lee o se lo platican, sepa que esto no es más que un diario adolescente y que por nada del mundo voy a abandonar su taller.

aunque resulte que soy mala escritora.

1 comment:

Ricardo E. Tatto said...

Hola, no sabía que Hernán es tu maestro... ¿leíste la entrevista que le hice hace un par de meses cuando estuvo aquí? Está en mi blog de periodismo.
Besos cielo!