Thursday, August 7, 2008

Wildeanas

Curar el alma por medio de los sentidos y los sentidos por medio del alma. Lord Henry se lo dice a Dorian Grey en mi novela favorita y él elige el opio. Yo tenía doce años la primera vez que leí la frase y estaba segura de que Dorian Grey lo había malinterpretado todo, en ese entonces no sabía que Oscar Wilde, el autor, también era opiómano pero en cualquier caso, también es posible que Wilde malinterpretara (torciera intensionalmente) las palabras de su alter-ego.

Pienso que es posible curar el alma por medio de los sentidos y los sentidos por medio del alma. Esperanza de que la lluvia en e tepozteco se haya llevado todos mis males, que el verde en mi olfato en mi vista en mi tacto lo cure todo, o que se lo lleve el mar. Porque es complicado encontrar un fumadero de opio en estos días y porque quiero creer que es posible recomenzar.

Me acuerdo que en los veranos, cuando las cosas eran mejores, mi familia salía de viaje a la playa y yo dejaba las olas llevarse cualquier malestar. Escribía en la arena eso que me preocupaba, la materia reprobada, el pleito pasado, el niño que me gustaba entonces y veía como el agua se los llevaba lejos. Al regresar a la ciudad ya nada traía conmigo. Me recuerdo a mi misma en una de esas lanchas que te rentan para pasear, sintiendo el viento y al agua, el sol, en el mar las cosas del entorno tienen sabor. Me parecía haber entendido a Wilde mejor que nadie.

Los veranos en familia terminaron, como tantas otras cosas, pero yo un día, varios días volví al mar. Escribí el nombre de un amor (de varios porque habían pasado varios años) y el agua que se tardaba en llegar más de lo que yo recordaba, se los fue llevando poco a poco. Escribí tantas cosas en la arena y pensé que se irían con la marea. Que yo volvería a tierra, purificada, y no fue así. Pensé que quizás la playa había perdido su efecto, quizás (quien lo hubiera dicho) el mar se había llenado de mis penas (mis pequeñas penas, como no lo guardé para las grandes).

Viajé entonces a las montañas, al desierto, a las selvas, a los bosques, escribí en la tierra mis pesares y vi a la lluvia, al viento, a los animales rastreros borrar las letras a su paso, una a una, todas ellas. Y volví siempre a la ciudad a la que digo pertencer, la que creo que me pertenece y si bien la calma de la lejanía me había apaciguado, nunca se curaba por completo el mal.

Quizás me equivoqué, quizás no hay manera de curar el alma porque no hay manera de curar los sentidos, quizás no hay cura para los males crónicos. O el error puede ser otro, la cura para pequeños pesares, lo recuerdo, estaba en el exterior, en la arena que se borraba con el mar. Para los grandes males, hay que buscar en uno mismo.

Me dolió un poco (es decir mucho). Me dolió un poco escribirme con navajas en las piernas la lista de mis males, algunas heridas más superficiales que otras. Los nombres de los amantes los escribi al reves, por si alguien lee no se entere de demasiadas intimidades. Mis malestares los conoce el mundo, que más da que la lista esté tatuada en mis caderas. Finalmente entendí. Curar el alma por medio de los sentidos y los sentidos por medio del alma. Lo que no cura el placer lo cura el dolor. Y un día mi piel borrara las letras como el agua hacía en la arena, como el viento hacía en la tierra. Un día la erosión en mi cuerpo obrará su magia. Y al fin, Al fin estaré curada!!!!

3 comments:

Anonymous said...

yo aun no entiendo qúe demonios es curar...pero a veces las heridas que uno profesa son heridas de guerra que hacen de uno lo que es....saludos "werita"

Ricardo E. Tatto said...

Curtir los sentidos, curtir el alma, tal vez provoque menos sensiblidad hiriente y más fortaleza.
Yo me inclino hacia curtir el alma, después de todo, para seres como nosotros las experiencias sensoriales son lo único que nos queda para sobrevivir.

drack said...

Las heridas siempre tienen un propósito... hacerte mas fuerte y mas sabio. Las heridad de guerra te dan experiencia y agonía. La heridas de amor te dan cautela y fortaleza, las heridas que te causa la vida, en general, solo sirven para que seas feliz. Gracias por alimentarme el alma... Te quiero un chingo!. Eres de las pocas bendiciones mas preciadas que tengo en la vida.
Atte: DRACK.